La minería en los páramos es sin duda una de las mayores amenazas a la biodiversidad y las comunidades que lo habitan. Un aspecto fundamental en el impacto de la minería es la afectación al agua, desde la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas con el uso de metales pesados como el mercurio y el cianuro; la alteración de los cuerpos de agua y la utilización de grandes cantidades de agua para la extracción del mineral.
Si un proyecto minero se desarrolla en un páramo el impacto ambiental y sociocultural en muchos casos es irreversible; ocurren graves procesos como la acidificación de las aguas, la deforestación, la pérdida de hábitat y la afectación de las comunidades cuyo recurso hídrico proviene de estos ecosistemas, desde las zonas rurales hasta las grandes ciudades.
En nuestros páramos ya no es permitido el desarrollo de actividades mineras (Ley 1450 de 2011), sin embargo, la minería de carbón, oro y otros minerales sigue practicándose de manera ilegal o por títulos mineros otorgados en el pasado, siendo el complejo de páramos del Pisba y Santurbán unos de los más afectados en la cordillera oriental por esta actividad. Actualmente 935.311 hectáreas de páramos en Colombia se encuentran bajo algún conflicto por usos inadecuados como la minería, y otras de sus más grandes amenazas, la ganadería y la agricultura.