Las poblaciones de perros ferales son animales que han salido forzosamente de ocupar una condición doméstica a vivir en un medio silvestre; obligándoles a desarrollar habilidades como la caza, el carroñerismo para sobrevivir y la conformación de manadas salvajes.
Esta realidad trae consigo problemas para la fauna silvestre amenazando su subsistencia al depredarlos, competir por sus mismos recursos y transmitir enfermedades infecciosas y parasitarias como la rabia y el distemper canino.
En el Parque Nacional Natural Chingaza, los perros ferales atacan a las poblaciones de venados, osos, pumas, tigrillos, curies, pavas y otros animales silvestres. El control de estas poblaciones ferales empieza en el cuidado y responsabilidad de los cuidadores de perros domésticos para evitar el crecimiento de las manadas y prevenir la extinción y afectación de los animales silvestres. Hoy en día, la presencia de comunidades de perros ferales al igual que otras especies invasoras constituye una de las amenazas más importantes para la biodiversidad.
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